MAYO DE ROMERIAS
MAYO DE ROMERIAS
Ante nosotros el Mayo cordobés, eufonía y recital del
color, la alegría y los sentidos. En el que las cruces, los patios y la feria,
como elementos festivos asombrosos e inigualables se conjugan también con
manifestaciones de religiosidad popular genuinamente cordobesas, como la
ofrenda de flores al Arcángel San Rafael, la Romería de Santo Domingo, las
procesiones de la Virgen de la Cabeza, Fátima o Araceli, entre otras, o la
Romería de la Virgen de Linares, y la del Rocío cuando coincide en mayo,
constituyendo un conjunto de manifestaciones externas en las que se conjugan la
devoción y vivencia religiosas con el goce estético y la convivencia popular,
por cuanto para los cordobeses las procesiones y romerías suponen unos de los
momentos álgidos del encuentro con lo sobrenatural y se configuran como de los
mas propios y acreditados exponentes de la religiosidad popular de Córdoba.
Así por ejemplo, cada año en primavera los caminos de la
sierra se llenan de gentes que luciendo en el pecho medallas y llevando
estandartes se dirigen al encuentro de la venerada imagen que recibe culto
habitualmente en su ermita o santuario, con el anhelo por llegar hasta la
imagen sagrada para comunicarle personalmente las penas y alegrías sentidas,
con el gozo que nace de la esperada contemplación de escenas familiares, con
complacencia estética por el paisaje y el uso de elementos tradicionales:
trajes, carretas y caballos, con la satisfacción por lo que de ruptura de lo
cotidiano tiene toda fiesta y la felicidad de estar con la familia y los amigos
comiendo o cantando, por el encuentro con la naturaleza y en definitiva por
revivir nuestras tradiciones en un entorno de exaltación de sentimientos
familiares, de amistad, rodeados de las artes plásticas y musicales.
Una romería es una peregrinación a cualquiera de los
santuarios cordobeses, pero también es una fiesta en el doble sentido de
conmemoración religiosa y de celebración gozosa y placentera; una fiesta total
y no un espectáculo. El santuario es el punto de referencia o término al que
los romeros dirigen sus aspiraciones físicas y espirituales, para lo que han de
cubrir el camino que separa el núcleo urbano de donde partieron. La romería
está acompañada de una preparación religiosa y emocional popular: triduos y
besamanos, traslado de imágenes o estandartes, pregones, reuniones,
embellecimiento de carrozas, vehículos y caballerías, preparación de comidas,
bebidas y trajes.
Ya en el santuario, los romeros establecen una relación
personal, sin intermediarios, con la imagen que goza de su confianza, por ser
el lugar privilegiado para esta comunicación; la misa, que suele celebrarse a
la llegada de los romeros, o el rosario en otros casos interacciona en tal
sentido. La imagen será visitada a lo largo de la jornada para realizarle
ofrendas de velas, limosnas y oraciones, aunque el momento más esperado y
valorado lo constituye la procesión en torno al santuario, como ocurre con la
efigie de la cordobesísima Virgen de Linares, o la del Rocío, a la que
puntualmente acuden los romeros de la Hermandad filial de Córdoba, sin olvidar
a Ntra. Sra. de Fátima, a cuyo santuario lusitano igualmente peregrinan los
devotos cordobeses de esta advocación mariana, aunque en este caso también en
diferente mes del año, igual que lo hacen al santuario de Scala Coeli, para
visitar en tan hermoso paraje cordobés a la imagen del Santo Cristo, tan
vinculado a San Álvaro.
Al mismo tiempo, se producen momentos de profundo sentido
religioso y de gran emotividad en que el diálogo entre los seres humanos y las
imágenes se hace más sincero y profundo: se exalta la belleza y la bondad, se
cumplen o pagan promesas o se compromete a la imagen sagrada en otras
necesidades cuya solución se pide. Es la hora por tanto de agradecer los
favores recibidos mediante promesas y exvotos y de pedir otros nuevos, antes de
volver a casa.
Un año más, por tanto, el pueblo cordobés renueva sus
tradiciones en este mes de mayo de nuestra inmortal ciudad de las tres culturas
y declarado Patrimonio de la Humanidad, en cuyas fiestas invita a participar a
cuantos quieren acercarse a conocerla.
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